Después de una semana larga desde la puerta que Benedicto XVI abrió a los anglicanos, hay pluralidad de reacciones que empiezan a definirse.
Por un lado algunos pretenden achacar la propuesta a un proselitismo encubierto. Aquí (sobre el fenómeno en general) o aquí (sobre en particular la reacción del obispo anglicano español).
Roma se defiende asegurando que no se trata de estrategias políticas en busca de "más firmas", sino una opción dados los acercamientos ecuménicos de las últimas décadas y las circunstancias actuales internas. Aquí
Sea como sea, es digno de considerar el valor de la puerta ofrecida. Es un paso importante plantearse de existencia de una posibilidad de unión, aunque sin duda esta no sea la forma que en un futuro nos una definitivamente.
Todo anglicano que se pregunte sobre su entrada en el catolicismo debe hacer un profundo discernimiento de identidad de fe. Y espero que no sean los supuestos politiqueos los que también a las religiones nos impidan avanzar.
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