No es una noticia de última hora, pero la acabo de conocer y me parece interesante:
Antes del Concilio Vaticano II, el Viernes Santo se oraba tildando a los judíos de pérfidos. Juan XXIII cambió el Misal romano tras el C.V. II sustituyendo dicha expresión por una oración por la conversión de los judíos. Ésta fue arrinconada al añadirse el siguiente texto:
“Roguemos por los judíos: el Señor Nuestro Dios,
que les escogió los primeros para acoger su palabra,
les ayude a progresar siempre en el amor de su nombre
y en la fidelidad a su alianza” y
“Dios Omnipotente y eterno, que hiciste tus promesas
a Abraham y su descendencia,
escucha la oración de tu Iglesia para que el pueblo primogénito
pueda llegar a la plenitud de la redención.”
El traspié con los judíos vino cuando Benedicto XVI pemitió en julio de 2007 el uso del Misal preconciliar. Ciertos círculos judíos lamentaron que en las oraciones católicas se volviese a escuchar palabras contra el diálogo y acercamiento. Así que se los católicos nos propusimos cambiar aquel texto tan poco apropiado para la realidad actual, pero resulta que la nueva oración no mejoraba mucho la situación. Dice algo así (en traducción no oficial):
“Roguemos por los judíos: el Señor Nuestro Dios
ilumine sus corazones para que reconozcan a
Jesucristo Salvador de todos los hombres.” y
“Dios Omnipotente y Eterno:
Tú que quieres que todos los hombres
se salven y lleguen al conocimiento de la verdad,
concede propicio que, al entrar en tu Iglesia
la plenitud de los pueblos, todo Israel sea salvo.”
Más detallado aquí
¿Qué opináis? ¿es lícito el malestar de los judíos? ¿respetar la fe del vecino implica asumir que mi vecino me considere en el camino equivocado? ¿debemos aceptar que cada religión se crea la única verdadera y, por tanto, con derecho a proponer la conversión? ...
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