Dame de esa Agua, Señor.
Dame de esa Agua que en forma de lluvia
empapa la tierra, la fecunda y la hace germinar.
Dame de esa Agua
que convierte lo estéril en fértil y productivo,
que riega los trigales para beneficiarnos del pan.
Dame de esa Agua,
la que corre limpia por arroyos,
la que purifica nuestras almas de tanta maldad.
Dame de esa Agua,
la que brota mansamente de los manantiales
para restaurar nuestras angustiadas vidas
por la falta de seguridad.
Dame de esa Agua,
el Agua pura y cristalina de la fuente
para saciar nuestra sed de justicia y paz,
para calmar nuestras ansias de unidad y libertad.
Dame de esa Agua
que nos posibilite una vida diferente,
que nos haga nacer juntos de nuevo
y cure nuestras heridas.
Y haz, Señor, que de nuestro corazón
brote permanentemente el Agua de Vida.
Amén.
Y haz, Señor, que de nuestro corazón
brote permanentemente el Agua de Vida.
Amén.
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